martes, 19 de enero de 2016

Far West

Desde pequeño siempre he soñado con ser un indio del Lejano Oeste norteamericano; me da igual apache, comanche, navajo, mohicano o de cualquier otra tribu. Apelo al buen salvaje que llevo dentro, al ser humano que huye de imposiciones y convencionalismos. Vivir solo en comunión con la naturaleza y entender que los seres humanos no somos los dueños ni el centro del Universo, sino una brizna de hierba que se deshace cuando sopla el viento. Y todo ésto lo digo a propósito de unas Jornadas a las que he podido acudir celebradas el pasado 16 de Enero en el madrileño museo Thyssen.

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