lunes, 19 de octubre de 2015

38 céntimos

Un extranjero me ha abordado en la calle y me ha pedido esa mísera cantidad, yo no he sido capaz de dárselos con la vulgar excusa de que no tenía suelto.No debo llamarme cristiano, no tengo remedio ni soy quién para juzgar a aquellos que acusan a estos hermanos de no ser trigo limpio y querer acabar con la lustrosa y añeja civilización europea. Que Dios me perdone por ser un pobre de espíritu.

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