martes, 22 de julio de 2014

Sayonara

Esta bonita palabra japonesa viene a significar algo así como un adiós tajante, una despedida final.En el caso de Antonio Jaén Morente viene bien usarla, pues él nunca pudo ir al Japón.En 1938, siendo cónsul en Manila, intentó dar unas conferencias en Osaka y Tokyo para explicar el punto de vista del Gobiernno de la II República Española ante la Guerra Civil; pero el general Jordana, responsable de asuntos Exteriores de los franquistas movió sus hilos para evitar que "el agente rojo"(sic) Jaén Morente hiciese el viaje. Luego, él no quiso quedarse de profesor en Filipinas pues temía la invasión nipona y en 1939, cuando iba camino del exilio, se negó a bajarse del barco cuando éste hizo escala en ese archipiélago. Ahora, gracias a un hispanista de buen corazón, el profesor Watanabe, mi libro sobre el historiador y político cordobés ha sido reseñado en una revista japonesa y por fin se produce este encuentro evitado. Además uno de los biznietos de Don Antonio, vive hoy en ese confín del Pacífico y seguro que se alegrará de saber que su abuelo es allí valorado como se merece.

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