martes, 9 de octubre de 2012

Portugal bocabajo

Impresiones de un Viaje
Por Manuel Toribio García


     
       El pasado 5 de octubre me encontraba en Faro, la bellísima capital del Algarve, sin saber que era el día en que los portugueses conmemoran su fiesta nacional en recuerdo de cuando se proclamó la República lusa en 1910 y fue abolida la Monarquía. Nada más llegar al hotel, me comentaron la noticia del día: al izar la bandera, el Sr.Presidente Cavaco Silva lo había hecho al revés con la consiguiente estupefacción de los asistentes, en un acto que tuvo varios incidentes (una airada pensionista protestando por tener que vivir con una mísera pensión de 224 euros, otra chica que interrumipó el acto cantando "Firmesa".etc).Las reacciones al discurso institucional del presidente me  trasladaron a  la actual situación española: para la derecha los recortes son inevitables para salir de la crisis económica y mirentras tanto se combate el desempleo con una serie de decisiones que por lo pronto  elevan la tasa del mismo y fríen a impuestos a la clase media; para la izquierda( que como en nuestro caso estuvo en el poder hasta hace muy poco) el gobierno no tiene respuestas para la crisis  y en medio la desperación de la ciudadanía, pues el paro aumenta cada día y los eurócratas piden más "austeridade".
      Lo que está claro es que a la coalición gobernante PP-CDS  la celebración no le importaba mucho, ya que incluso el año próximo ni siquiera será festivo y el presidente del gobierno, Passos Coelho, no estuvo presente pues prefirió acudir a una de esas cumbres europeas de pomposo título y magros resultados.
     Cualquiera que siguiera viendo las noticias del telediario pensaría que  lo que había ocurrido con la enseña nacional era una metáfora de la realidad de un país abocado a un destino apocalíptico, tal y como profetizaba un cartel del PCP con el que me topé nada más cruzar la frontera:" Pôr fim ao catastrofe". Pero luego, lo que te encontrabas era una calma total, las calles de Faro desiertas como era proipo de una jornada festiva y al día siguiente en Loulé, el mercado municipal atiborrado de turistas y gentes que venían a comprar, mientras que los bares estaban llenos.De pronto, una manifestación por las calles pidiendo empleo y una furgoneta desde la que la megafonía expande consignas revolucionarias y suenan los ecos de las canciones del añorado 25 de Abril portugués.
      Al volver al hotel y ser sábado, de nuevo el telediario  me hace ver otras similitudes con España y es que al día siguiente también se juega el "Clásico" del fútbol, entre el Oporto y un desdibujado Sporting de Lisboa que llega sin entrenador y muy mal situado en la clasificación.Tanto oir la palabra "crise"(crisis) me agobia y lleva a sintonizar otro canal donde sorprendentemente dan noticias de las antiguas colonias: Santo Tomé y Príncipe, Mozambique, Timor...y es que Portugal aún sueña con los días del imperio y por soñar que no quede, don Duarte, descendiente de la casa real portuguesa emite un comunicado afirmando que la solución está en volver a la monarquía. En las calles oigo nuevas músicas, un festival de solidaridad al aire libre organizado por colectivos vecinales que despiertan en mí la esperanza al oír un bello fado.Y es que unas gentes como los portugueses, que tanto aman la belleza, seguro que encontrarán la respuesta que están buscando.

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