lunes, 9 de julio de 2012

Cateriniano

Los inicios de un colegio
Por Manuel Toribio
                   

             A Maribel García Cano, antigua alumna del centro.
 

En Noviembre de 2002, pude visitar Siena, la maravillosa ciudad toscana, gracias a un proyecto Comenius sobre "Vivir en las ciudades histórico-artísticas", puesto que mi centro lleva el nombre de Santa Catalina de Siena. Fue el Obispo Fray Albino quien le puso este nombre cuando se creó como colegio de niñas en 1956.Como no podía ser menos, una tarde visité la Casa-Santuario de la santa y allí me hice con un ejemplar de la revista Quaderni Cateriniani que edita la Associazione Internazionales dei Caterinati, en concreto los números 106-107-108 dedicado a recoger los trabajos presentados por alumnos italianos en el Convegno Cateriniano S.Caterina, i Giovani e l´Europa que había tenido lugar en el 2001.
   Desde entonces, he abrigado la idea de hacer una especie de Encuentro Cateriniano con los otros dos centros que en España tienen nuestra misma denominación, uno en Barcelona y otro en Madrid.Me puse en contacto con ellos y en principio, no hubo acogida. Pero más adelante, recibí una carta de Amparo González Campo, monja de la comunidad de dominicas de Madrid, en la que me remitía a una publicación suya titulada "Reseña histórica de la Provincia Santo Domingo de Guzmán, Anunciata 1904-2004" en la que nos dice que el centro de Córdoba se creó el 22 de octubre de 1955 y esta era su historia:"Fray Albino G.Menéndez Reigada, Obispo de Córdoba y querido hermano dominico, había dado muestras en diferentes ocasiones de su aprecio por la Congregación de la Anunciata. Siendo Obispo, en 1955 ofreció a las Superioras la posibilidad de establecer una comunidad en Andalucía, concretamente en Córdoba, en una barriada que él había promovido con sentido social: el Barrio de Cañero. La oferta incluía que la comunidad pudiera aprovechar, para su misión educativa, un edificio amplio ya existente, aunque éste se encontraba bastante abandonado.
   La Congregación aceptó el ofrecimiento, y el día 22 de Octubre de 1955 tomaron oficialmente posesión del lugar las HH.Dolores Ciuró, Consuelo Cuesta y Gloria Fraga, a las que pronto se sumaron Magdalena Martínez Cebrián, Purificación Acebal, Vicenta Alvarruiz y Mªde los Llanos Gómez-Rengel.Posteriormente, en 1957, se incorporarían tres más: Rosario Alonso, Pilar Escanilla y Rosario Llamazares.
  Rápidamente se dispusieron las cosas de tal forma que se pudiera comenzar a impartir clases en el centro que se llamaría colegio Santa Catalina de Siena.Acudieron tantas niñas que muy pronto llegaron a tener 650 alumnas, cifra que en cursos posteriores ascendieron a 800, límite máximo de capacidad. Cuando estuvo en marcha, el Prior de la Provincia dominicana  de Bética-P.Julián Fernández-presidió
la inauguración de la capilla, acompañado de otro buen colaborador, el P.Plaza.
  Las etapas de enseñanza que se impartían eran tres: Elemental, de Perfeccionamiento y de Iniciación Profesional: ésta última estaba dirigida a niñas mayores de 12 años que acudían al Centro tras el horario diurno. Durante dos años, a esos cursos se sumaron los de alfabetización, en horario nocturno....Las Hermanas hubieran deseado continuar indefinidamente en su labor educativa y social , pero las cosas se complicaron por falta de personal docente adecuado, cuando las leyes exigieron más de lo previsto.En efecto, el Centro era un un Grupo  Estatal y, en un momento dado, a las Hermanas que figuraban como interinas se les exigió someterse a Oposiciones de Magisterio Estatal, si querían continuar. Como a éstas el opositar les resultaba penoso a aquellas  alturas, y las dificultades se acumularon, la Provincia-a pesar de la buena disposición de todos-no encontró solución adecuada, y la Congregación renunció a esta valiosa presencia en 1960."
   En el Libro de Actas de la Junta de Padres de familia del grupo escolar, custodiado en nuestro archivo, se puede leer en al acta correspondiente al 8 de agosto de 1960 (Fol.38 v):"Se reúne toda la Junta  con carácter extraordinario acordando por unanimidad hacer un obsequio a la Rvda.Madre Superiora, con motivo de su marcha del Colegio, consistente en una placa de plata y agradecimiento, en nombre de la Asociación Católica de Padres de Familia y creyendo interpretar el sentir y general reconocimiento de todos los Padres de familia de la Barriada, por la extraordinaria labor educativa, social y cristiana realizada en este Colegio durante su mando"-
   El colegio siguió adelante, el nombre aún hoy se mantiene, nuestro modelo educativo poco tiene que ver con el de su fundación-aunque algo de aquella impronta permanece- pero la tradición se mantiene aún hoy viva y a pesar de alguna opiníón discrepante, que respetamos pero no compartimos, mantenemos su denominación original.

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