viernes, 20 de enero de 2012

UNA CARTA DESDE QUITO

UNA CARTA DESDE QUITO
Por Manuel Toribio García.
   
Recientemente, el historiador Paco Moreno Gómez, a la vuelta de un viaje a Ecuador ha publicado en el DIARIO  Córdoba un completo artículo (“El exilio de un cordobés” 11-12-2011) dedicado a rescatar del olvido la figura de don Antonio Jaén y para completarlo hemos pensado en trascribir la bellísima carta que Jaén Morente envió desde tierras ecuatorianas al alcalde cordobés, cuando se decidió dejar sin efecto el título de “Hijo maldito” con  que los golpistas expresaron su ira hacia este gran historiador y político , acusándole de ser el instigador de los bombardeos que sufrió la ciudad por la aviación republicana, como igualmente fue depurado y destituido de la cátedra y dirección del instituto. Nosotros la reproducimos a partir de la publicación de la misma en DIARIO Córdoba de 25 de enero de 1980 por  Alfonso Cruz Conde. Posteriormente, llegó a nuestras manos una copia manuscrita-que no consideramos que sea la original por discrepancias en la grafía y que hemos donado para su exposición permanente en Casa Rubio
   La misiva está fechada el 9 de Diciembre de 1949 y dice así:
“Sr.Alcalde de Córdoba y Teniente de Alcalde
Calderón Ostos Y Ruiz Maya.
Córdoba.
Señores míos:
Una mano anónima, leal sin duda. Envíame al nido quiteño el mínimo recorte de un periódico. Dice.”Preséntese una moción suscrita por el Alcalde y los Tenientes de Alcaldes Sres. Calderón Ostos y Ruiz Maya proponiendo que se dejara sin efecto el acuerdo municipal de 17 de agosto de 1936, sobre el cordobés D.Antonio Jaén Morente. El Ujier de Guardia.·
  ¿Quiés es el Sr.Alcalde? Por no saberlo, sólo puedo escribirle sin nominarlo en nombre, como realmente quisiera.¿Quiénes sois vosotros? No lo supongo, lo sé. Calderón y Ruiz maya.!Me suena!, algo más ¡me resuena! En noble rincón del alma,”Luces vienen-sombras van”
            “Un borbollón de agua calara
             Debajo de un pino verde
             Eres tú. ¡Qué bien sonabas!
             ¿Cómo ya cerca del mar,
             río de barro salobre,
             Sueñas con tu manantial”.
 Esta fue la inquisitiva poética de Machado al Guadalquivir.Yo también sueño con el manantial, y a la vez , soy también río de barro salobre. Ninguna agua ha sido tan mía como la tibia del “caño del olivo”-¡mañanitas escolares en el casi sagrado jardín de los naranjos! Ignorado al pie de la palmera que había de preguntar en américa, borrando el adjetivo, a los naranjos y olivos de España, al granado morisco y el jazmín en flor que vi en Guatemala.
             ¿Tú también insigne planta
              Eres aquí forastera...?
 No hubo pozo samaritano; sólo la alcubilla, nodriza de la pobreza, humilde, ella contigo, ante el arco del triunfo de la Puerta de Almodovar.
  He dado la vuelta al mundo, noble juventud. Desde Manila a San Francisco, en los amplios paralelos del mar, y luego, meridianos del aire, entre los Angeles y Bio-Bio, de Chicago a La Habana, uniendo a veces Quito con buenos Aires. Cuando esto fue, ya había navegado por Oriente hasta el mar de la China; Ceylán, Saigón, Hong-Kong, Formosa, Borneo y Joló; me dieron magníficas lecciones. En todos los sitios, antes que yo, había estado España. No tengo más recuerdo tangible que un cuchillo montesino hecho por mano de herrero, y por eso comprado en Africa, en la estación de ferrocarril que sale para Adis Abeba y unos ópalos maléficos que me traje de Ceylán.
   Son 18 universidades donde he orado-más que disertado- en nombre de Córdoba y España. El gobierno del Ecuador permitió y dio auxilio a estas mis apetencias espirituales para enriquecer el alma, a falta de otra riqueza. Sonó Córdoba, con un amplio ámbito geográfico, y su nombre, de almunia literaria, trazó un vuelo en el hortus universitario americano desde Santiago de Chile a La Habana, por todo Centroamérica, pasando una vez en Texas y no rehuyendo Chicago, ni un rincón del Canadá.
   Como las viejas, junto al fuego, a los nietecitos podría narrar consejos, vidas y refranes.
   Basta ya de geografía espiritualmente andariega: más que yo vio el cordobés Pedro Tafur….
  Yo no sé de cierto la extensión del acuerdo de agosto del 36. Lo recibí serenamente. Era un impacto de la guerra. Hasta me interesó la afilada frase de “Hijo maldito” ( sí es que ha existido), porque estaba literariamente bien acuñada. Tenía impronta de medalla romana. Se la llevó el agua lustral.
   Abierto y ancho va el cauce del diálogo, excusadlo; es pura cordobesía. Por sentirla he recorrido ansiosamente toda la huella espiritual de Córdoba que para aliviar desfortunas me trajo el camino  redondo.
 Por ejemplo: En la córdoba chiquita (Mactán), junto al monumento de Magallanes, presidí un día una reunión municipal.Ví la mexicana y supe de la Córdoba de Alaska, el más nuevo retoño de la madre. Luego presé los nombres de los cordobeses.   Más que a todos me aproximó la vida de Belalcázar. Dentro de dos días tendréis el último documento sobre Don Sebastián. Documento hasta ahora desconocido  y que sale novísimo de Bogotá, por mano del archivero municipal de Quito.
 Es probanza y es defensa hecha por su hija Magdalena, preciosa síntesis de la vida paternal; la encontré  en Popayán. Busco la copia del proceso original por muerte de Doña Catalina de Alcázar, nieta del cordobés, la mataron los celos del marido. Este proceso conmovió la colina porque no hubo secreto agravio y sólo injustas venganzas.
   Me interesa la estirpe cordobesa con sus raíces, raños y tallos donde quieran que estén. Ví Manila la episcopal tumba frustrado Luis Alcalá Zamora (de Priego) que no pudo ir a su Diócesis de Cebú porque se interpuso  el chocolate filipino que según el murmullo popular, era el veneno de los Borgia, aún en los días bien cumplidos del siglo XIX.
   En Quito el retrato del Cardenal Todelo ha dialogado conmigo desde la cúpula de la compañía, templo magno del Supremo arte español en América. Acaba de saberse de modo documental que los primeros pintores fundadores portando la escuela pictórica de Quito, que es sin duda la primera colonial fueron dos cordobeses de la Rambla, Juan Illescas, padre e hijo (156=).
  Manuel de Torres (de Priego) sobrino de Caballero Góngora, es quien según los tratadistas colombianos dio al famoso presidente Monroe las basas de su doctrina. El monroísmo con espíritu de Córdoba.
     Era lo que faltaba. ¿Qué pretendo yo con estas indicaciones? Simplemente haceros  conmigo partícipes emotivos de tantos luminares de Córdoba y hablo sólo de unos pocos. Además hay razón inmediata. Han quedado sin respuesta, van de nuevo a solicitar. Buscan mejor fortuna, ya que el Alcalde de Quito, por ejemplo, no había recibido aún réplica de la carta que hace meses dirigió al de Belalcázar. ¿Por qué no escriben? Quito se apresta a erigir una estatua a Sebastián Moyano, el cordobés de la Serranía. Quiere gustar de la propia solera. Como sabéis él fundó Quito y siempre a voleo en el valle de Cauca ciudades del prestigio de Calí y Popayán.
   En esta tierra tiene ya (1942) una soberbie efigie guerrera en la cumbre de una colina que, a su vez, impresa en la ciudad, sitúa ésta en la más bella y completa zona de mudejería que existe en América. La Giralda tuvo un hijo; no furtivo sino legítimo y pequeñín, lo envió a Calí (Torre de San Francisco). Popoyán hace preguntas; donde he oído yo antes esta soledad sonora sino en los patios de las casas cordobesas.
    Pero es hora de final de la carta. El barco que fue velero y que para hablaros hoy extendió su  vela blanca, vuelve a poner vela negra.
            “Aunque sepa los caminos
              Yo nunca llegaré a Córdoba”(G.Lorca)
 El Hado, desde Grecia, siempre pudo más que los dioses.Alguién contra él, fragua sin embargo un amistoso complot,.Es cosa de ecuatorianos y españoles. Han hablado desde aquí.
  La gran posada de América, su cordial cobijo, no se han hecho olvidar el camino. Eso, que al final de la vida dióme a medir grandes y nobles senderos.!Quién sabe si el más sereno es el que no hice! El que me estaba trazado para vivir 2 en hijo de pobre fuente y en nieto de dura peña”. Esta es la tragedia del arroyo gongorino.
   La letra que en oro puro giré hace cincuenta años contra el porvenir la he cobrado totalmente y en Maravedises, cuando el Maravedí ya era cobre.
   Desde aquí, calvario andino, tres mil metros de altura sobre el nivel del mar y el Quito, los brazos míos que se abrieron en cruz desde el linde de la carta, ahora se van cerrando a ritmo lento para ir a vosotros. Alcalde de Córdoba, Ruiz Maya y Calderón, apretados reciamente contra el pecho.
   Tengo delante y encendida la chimenea de mi hogar. Hace frío generalmente en estas alturas. Estoy sólo, y además pasó la medianoche. Doble frialdad. No sé que clase de leña sustituta calurosamente del eucaliptus leve y cotidiano, ha ardido esta noche en el fogarín de mi casa. Algo nuevo y algo muy viejo se han quemado juntos.
   ¿Es la jara panadera y olorosa? La encina real madre del carbón. ¿Mirra o incienso?. No lo sé. De todo habrá habido, de otro modo no hubiera llegado tan al rojo la emoción.


   Mi largo silencio con córdoba….lo habéis roto ya.
¿Cuánto tiempo estuve muerto?
ANTONIO JAEN MORENTE”

  






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